Semana 26 • Herramienta 26 de 52 de Disciplina Positiva
La herramienta de esta semana en #PorfinesViernes puede ser difícil de entender si no has realizado ningún Taller de Disciplina Positiva o has leído sobre el tema previamente.
Descifrar el código es una de las herramientas esenciales para entender por qué los niños hacen lo que hacen y cómo podemos como adultos dar respuestas adecuadas a cada situación concreta.
Descifra el código
Primero recuerda que lo que tu ves (la conducta) es tan sólo la punta del iceberg y lo que no ves, es la solución que busca el niño a un problema que no ves.
Recursos a tener en cuenta
- Usar la tabla de las metas erróneas: link de la PDA (original en inglés) y en formato imán de nevera (versión en castellano).
- Entender la conducta como un iceberg y comprobar lo que hay debajo de el.
Recuerda que los niños NO se portan mal, SE sienten mal y que el objetivo de toda conducta es sentir que uno pertenece y que puede contribuir (pertenencia y significado).
Sin embargo, frecuentemente, los niños desde su lógica privada se crean un creencia errónea sobre cómo conseguir pertenecer o ser tenidos en cuenta. Por lo tanto, es tarea de los adultos descifrar ese código para dar la respuesta adecuada.

¿Cómo se descifra el código?
Vamos por partes:
1Piensa en cómo te hace sentir la conducta de tu hijo. Fíjate en la columna uno/fila uno. Estos sentimientos te ayudan a entender en cuál de las 4 metas erróneas está tu hijo.
2Fíjate en cómo reaccionas ante su mal comportamiento, es decir, qué estas haciendo tu ante esa conducta y que aunque cueste creerlo, sólo está alimentando el “mal comportamiento del niño”
3Date cuenta de cómo reacciona tu hijo con tu respuesta o la petición que le haces.
Te pongo un ejemplo:
¿Te suena la situación de estar intentando hablar por teléfono y tu hijo no para de llamarte y tirarte de la camiseta?
Eso te hace sentir irritada/o, te enerva, te “enciende”… Estas tan molesta que le dices a tu hijo que pare, que deje de hacer eso.
Tu hijo para por unos minutos (segundos) y vuelve “a la carga”.
Tu regañina no ha hecho más que reforzar su desánimo (se sigue sintiendo mal aunque tu sólo ves la punta del iceberg, su conducta), así que en unos minutos, tu hijo volverá de nuevo más insistentemente.
Según lo anterior, podríamos suponer que nuestro hijo está en la meta errónea de Atención Indebida.
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En la última columna de la tabla de las metas equivocadas o erróneas tienes unas sugerencias para intervenir de manera adecuada al haber descifrado el código.
En el ejemplo anterior, la opción sería involucrar a nuestro hijo en una actividad útil para que reciba atención adecuada y cese el “mal comportamiento”.
Así cuando tienes que hacer una llamada por teléfono y tu hijo te interrumpe, puedes decir al interlocutor que te disculpe un segundo, mirar a tu hijo a los ojos, decirle que si quiere estar contigo mientras hablas y poner el cronómetro para ver cuánto dura.
De esta manera, tu hijo recibe atención y no necesita interrumpir, porque siente que pertenece y que puede contribuir.
Se trata de cambiar la creencia y no sólo el comportamiento.
Como te decía antes, podemos comparar la conducta con un iceberg en la que la parte más grande queda oculta y lo que vemos es sólo la reacción a una situación desconocida para el espectador (a veces, hasta para el propio niño, al que tendremos que ayudar a descifrar el código).
La mayoría de las veces las madres y padres no nos paramos a profundizar, porque vamos “en piloto automático” y reaccionamos.
Para ver lo que se esconde detrás de esa conducta, debemos conocer lo que “cree” que sucede el niño y que su comportamiento únicamente cesará cuando hayamos cambiado la creencia errónea que hay tras ese comportamiento.
¿Qué necesita el niño para sentirse alentado y cambiar su creencia?
Entra al mundo de tu hijo y hazte las siguientes preguntas:
- ¿Cómo te sentirías si fueras pequeña/o y tus padres te dijeran las cosas como tu hiciste con tu hijo?
- ¿Qué sentirías?
- ¿Qué pensarías?
- ¿Qué decidirías hacer?
Este ejercicio te servirá como pista para entender cuál es la creencia que hay detrás de ese comportamiento.
Resumen
Primero suponer y después verificar:
Pregunta a tu hijo si lo que necesita es lo que crees y verifícalo con él para encontrar la solución, en el caso de ser muy pequeño, las pistas anteriores y la tabla de metas equivocadas te ayudarán a descifrar el código.
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Psicóloga, Educadora Certificada en Disciplina Positiva para Primera Infancia, Aula, Familia, Pareja y Empresa. Fundadora de InfanciaenPositivo.com, ante todo, Madre.
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