La adolescencia es una de las etapas más cruciales de la vida. Si los primeros tres años de vida tienen un impacto grandísimo en la personlaidad, la adolescencia marca un antes y un después.
¿Sabes lo que pasa por la mente de tu adolescente?
- Si eres de los que se sorprenden mirando a su hijo sin reconocerlo, encontrando distancia y añorando quien fue…
- Si el miedo se apodera de ti y recurres al control extremo, a que se haga lo que tú digas, cuando tu digas y cómo tu digas y te asusta que no se cumpla lo dicho…
- Si eres de los que se pasa el día rogando que cambie su actitud, pidiendo que sea más considerando, preguntándote ¿por qué es así?… Sobre proteges para que todo salga bien, para que no se equivoque, para no tener que lamentar…
- Si eres de los que ya lo ha intentado todo, no tienes más con lo que amenazar, chantajear, sobornar, castigar…
Quédate y lee este post… Tengo una gran noticia:
La adolescencia es un proceso, tiene un principio y también un fin.

Un proceso que no es líneal, con sus altos y sus bajos, con su momento cumbre en torno a los 13-14 años y con un declive unos 5 años, 5 años y medio después.
Sí, así es, la adolescencia también se acaba y esta etapa que ahora estás viviendo (sufriendo) llegará a su fin. Hay adolescencias más rebeldes o más sumisas, pero todas ellas son necesarias.
Si eres de los que quieren adolescentes que se conviertan en adultos responsables: enhorabuena, tenemos mucho que hacer…
Primero
Vamos a olvidarnos de la urgencia, como decía una amiga “lo urgente quita tiempo a lo importante”.
Si hasta ahora preparaste el terreno, cuando era pequeño creaste un “puente imaginario” con unas barandillas para que no se saliera del camino, para que no se hiciera daño con los obstaculos de su alrededor, si a medida que iba dando sus primeros pasos ibas ampliando el puente, separando más esas vallas, dándole espacio para andar, correr, trepar…
¿Qué está pasando ahora que vuelves a estrechar el puente? ¿Sientes que esas barreras están aún más juntas que antes? Cuando lo lógico sería que desaparecieran y dejaran paso al espacio y al crecimiento personal.
Segundo
Vamos a enfocarnos en soluciones, en lo que queremos conseguir a largo plazo.
Ya no podemos quitarles más privilegios, aplicar más castigos, ofrecer más recompensas. Su cerebro no funciona igual y, para poder desarrollar la empatía, la resolución de problemas y la búsqueda de soluciones, tiene que practicar… Y practicar lleva tiempo e implica cometer errores y aprender de ellos.
Tercero
Vamos a dejarles ser los pilotos de su propia vida. Como adultos, padres, educadores conscientes, nos toca ceder ese lugar para seguir estando en la vida de nuestros hijos, desde el acompañamiento, desde el soporte, no desde el control.
- Darles alas y dejarles ir sin abandonar, permitir que aprendan de sus errores, disminuir el control para aumentar la influencia y fomentar la responsabilidad.
- La familia es el gimnasio en el que entrenar las habilidades que pondrán en juego en la vida, sabiendo que tendrán un colchón sobre el que amortiguar el “golpe”.
- Dejarles ser para que averiguen quiénes son y formen su identidad.
- Seremos los proveedores de raíces y de alas.
A continuación, te pongo una poesia de Teresa de Calcuta que resume muy bien la idea:
“Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño,
perdurará siempre la huella del camino enseñado.
Y tu ¿Qué problemas tienes con tu adolescente? Cuéntanoslo…
¿No te funciona lo que haces a diario con tus hijos? ¿Quieres cambiar tu forma de ver la crianza y la educación?
Si quieres aprender más sobre la Disciplina Positiva, conocer su método y técnicas y aplicar sus herramientas apúntate a alguno de nuestros talleres, comprobarás como sí, existe un método que funciona. 😉

Psicóloga, Educadora Certificada en Disciplina Positiva para Primera Infancia, Aula, Familia, Pareja y Empresa. Fundadora de InfanciaenPositivo.com, ante todo, Madre.
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Con Disciplina Positiva otra educación es posible, sin gritos, amenazas o castigos. Una educación firme y amable con herramientas respetuosas y efectivas.